En este artículo vamos a profundizar en uno de los recursos de programación más usados, me refiero a los anclajes. Como ya pudiste leer en el post Qué es la PNL, tienes claro que es una herramienta muy poderosa para avanzar en el desarrollo personal siempre desde la premisa “sin voluntad, no hay cambio”.
Nuestro cerebro almacena toda la información de nuestra vida completa, los recuerdos agradables y desagradables, los traumas, avances y logros, sensaciones, imágenes, conversaciones, etc., y cada vez que necesitamos utilizar alguno de nuestros recursos, el cerebro crea un enlace entre la experiencia vivida que tenemos almacenada, con lo que nos ocurre en el momento presente y aparece una orden cerebral, que fue el estímulo que tuvimos disponible en aquel momento, ese patrón de conducta que nos pone límites.
¿Cómo reconocer un anclaje?
Lo primero es reconocer que anclaje es una técnica de la PNL para activar en tu mente y tu cuerpo, mediante los canales sensoriales, un estado determinado o una emoción particular.
Por ejemplo, vas caminando y sientes un aroma agradable a comida, de inmediato tu mente asocia este aroma a la comida que preparaba tu abuela y los gratos momentos en torno a la mesa. De esta manera, en el lenguaje de la PNL, dicha asociación se denomina anclaje.
Otro ejemplo, a tus 5 años abriste la puerta para entrar a la cocina y tuviste un encuentro cercano del tercer tipo con un “ratón enorme”, observaste que la mesa estaba llena de migas y se estaba comiendo el pan que quedó sobre la mesa. De inmediato, huyes, sintiendo tu corazón acelerado y la adrenalina al máximo, en busca de ayuda para deshacerte del roedor. En tu vida presente, tal vez te provoque molestia ver que la mesa no está limpia, asociando inconscientemente la mesa sucia a este recuerdo.
Siempre un anclaje es absolutamente personal, si al momento de abrir la puerta de la cocina estabas junto a tu hermano/a, el anclaje será distinto para cada uno.
¿De qué manera puedo utilizar un anclaje?
Pueden ser creados de forma natural, sin darte cuenta o programados por ti misma en algún momento relevante o anclados por un terapeuta.
En el caso de un anclaje natural, puede ser que en un momento te sentiste tan feliz que, inconscientemente, pusiste tu mano en el pecho mientras reías a carcajadas, luego, cada vez que tocas tu pecho, te sientes feliz y ríes. Un anclaje artificial ocurre planificadamente, por ejemplo, cuando decido apretar mi dedo pulgar y respirar profundo para relajarme, luego, cada vez que sienta estrés, toco mi pulgar y me relajo.
Utilizando correctamente un anclaje, se puede modificar la conexión emocional con el recuerdo, reprogramando el enlace negativo que generó el estrés, algún sufrimiento o trauma, por uno positivo, que otorgue armonía y bienestar, decidiendo cómo se debe actuar de aquí en adelante frente a aquel estímulo.
En general, se instalan de manera simple, con un toque breve y suave en alguna parte del cuerpo, también pueden ser auditivos, haciendo un chasquido en algún momento puntual o diciendo alguna palabra clave. Por ejemplo, todos tenemos anclada la palabra “Pare”, apenas la leemos en un letrero rojo o la escuchamos, nos detenemos automáticamente y si no lo hacemos, nos sentimos en pecado mortal, debido a que el anclaje dice que debo parar.
Un anclaje bien instalado con PNL en el contexto terapéutico o de coaching, une la estructura psicológica de la persona con un estado armónico y de bienestar, modificando sus patrones negativos de conducta.
Por último, la motivación y perseverancia por lograr los cambios, avanzando así en el desarrollo personal, hacen la diferencia, porque mientras más veces se utilice el anclaje, más efectivo se vuelve.