En la medida que vamos comprendiendo la importancia de la comunicación, va surgiendo la necesidad de explorar y conocer en mayor profundidad todos sus aspectos, definiendo como objetivo, por un lado, las características de la mente inconsciente y por otro, el manejo consciente de la mente y las emociones a la hora de comunicar.
El estudio de la mente abarca una amplia gama de ciencias interdisciplinarias para su descripción, en este caso, utilizaremos el modelo de lenguaje creado por John Grinder y Richard Bandler, creadores de la Programación Neurolingüística (PNL), cuyos estudios y postulados se basan en la experiencia de Milton Erickson, padre de la hipnosis, Fritz Pearls, principal representante de la gestalt y Virginia Satir, reconocida por su enfoque en la terapia familiar.
Siempre que iniciamos un proceso comunicativo o curativo, hay que considerar las siguientes premisas:
Todo pensamiento o idea causa una reacción física.
Todos nuestros pensamientos, que provienen de nuestro mundo interno, se manifiestan en el plano físico con gestos y posturas corporales, si nuestros pensamientos son negativos y no se pueden expresar verbalmente, los gestos faciales y corporales sí lo harán, serán más cerrados y rígidos, los brazos se cruzarán y el rostro se verá más contraído, por lo que la interacción será menos armónica.
Lo que se espera, tiende a hacerse realidad.
Una idea que se desarrolla en el tiempo tiende a hacerse real de manera inconsciente, por ejemplo, si una persona que sufre pánico escénico, practica repitiendo constantemente el discurso frente al espejo, “haciendo como si” es una líder exitosa, cuando deba presentar su discurso, lo hará con mayor seguridad. Por otro lado, si una persona se repite permanentemente que no puede, cuando quiera hacerlo, lo más probable es que no podrá.
Al tratar con nuestra mente o la de otros, la imaginación es más poderosa que el conocimiento o la información.
Cuando conectamos con nuestra imaginación nos sentimos plenos, ya que estamos explorando nuestra mente creativa. Si mantenemos a los pensamientos negativos como sendero para nuestra vida, la imaginación viajará por ese rumbo y nos podemos enfrentar con la ira, la decepción o la frustración, generando discusiones sin base concreta, pues todo se basa en estas ideas negativas, obteniendo como consecuencia malas decisiones.
La mente no puede mantener indefinidamente dos ideas opuestas contradictorias sin generar un conflicto.
Tener ideas opuestas en nuestra mente, perjudica la coherencia de cómo queremos ser vistos, también provoca estancamiento y contradicción interna, llevándonos a un colapso del sistema nervioso, puesto que son incompatibles.
Una vez que cualquier idea ha sido aceptada por la mente inconsciente, permanece hasta que otra nueva idea la reemplaza.
El estado actual vacía la mente de recuerdos o creencias negativas. Para comprender el estado ideal hay que decir que éste es armónico y positivo, y, una vez instalado en la mente inconsciente, asimila las ideas como “experiencia vivida”, la mente llena los espacios con los recursos que tiene, por lo tanto, se llenan esos espacios vacíos con nuevos recursos positivos.
Un síntoma inducido emocionalmente con el trance, persiste lo suficiente y tiende a generar cambios orgánicos.
Todo ser humano es mente, cuerpo y espíritu. Y todo cambio interno alimenta estas tres áreas, transformando nuestra vida en una sinergia armónica y permanente.
Cada cambio de idea llevado a la práctica disminuye la resistencia a sucesivos cambios.
Si queremos tomar un puñado de agua en nuestras manos, lo hacemos sin cuestionar sus características, sólo aceptamos que se nos puede escurrir entre los dedos y la disfrutamos igual, por lo que mantener una actitud flexible y positiva, nos permite considerar variadas posibilidades de accionar sin resistencia al cambio.
En lo concerniente a la mente inconsciente y sus funciones, a mayor esfuerzo consciente, menor es la respuesta inconsciente.
Es fundamental que la persona que consulta, se entregue y confíe en el profesionalismo del terapeuta, de esta forma no mostrará resistencia, ya que si cuestiona o se resiste, perjudica el éxito de la terapia junto con el anclaje de recursos positivos, y probablemente se vaya sintiéndose igual o peor.