Conocida ampliamente como manejo de conflictos, supone la adquisición de estrategias comunicativas que consideran la empatía, asertividad y adaptación para poner fin a cualquier diferencia al interior de una organización, e incluso, dentro de la misma familia.
Existe un modelo desarrollado por el psicólogo Marshall Rosenberg en los años 60, que busca el logro de una comunicación ideal basado en la empatía, la asertividad y compasión, pues considera que todo ser humano se siente en plenitud cuando ayuda a otras personas a conectar con el bienestar común. Rosenberg aplicó su postulado en programas de paz en África, Medio Oriente y Europa del Este, logrando mediar y resolver conflictos, lo que convierte al modelo en un recurso muy efectivo y vigente hasta el día de hoy.
Modelo de Comunicación No Violenta, CNV
La comunicación no violenta se fundamenta a partir de la premisa de aplicar la compasión amorosa, argumenta que todas las personas podemos desarrollar la capacidad de empatizar con uno mismo y luego con el otro. Además, plantea que una actitud violenta tiene raíces culturales, cuando se ha observado que no existen estrategias eficaces que detengan el impulso que lleva a la violencia física o psicológica, por lo que, su consecuencia es que no habría aprendizaje emocional positivo del cual aferrarse.
Quienes practican la comunicación no violenta, también llamada “comunicación empática”, comprenden que cada acto comunicativo, nace del deseo por cumplir una necesidad legítima, para lo cual se requiere de la colaboración de otras personas, de esta manera, se expresa la solicitud, mediante la entrega de una idea, usando el lenguaje verbal, paraverbal y corporal sin caer en juicios, culpa, miedo, vergüenza o amenazas. De tal manera, estas necesidades no se logran a costa de frustrar las necesidades de otra persona.
La CNV se compone de 4 etapas:
1.Observación de los hechos
Prestar atención a lo que ocurre en una situación comunicativa: qué se dice, cómo se dice, quién lo dice, para qué se dice, sin caer en los juicios, acusaciones, ni críticas.
2. Identificar las emociones
Autoobservación para reconocer qué emociones surgen de uno mismo en el acto comunicativo ¿Acaso me siento ofendido, alegre, avergonzado? Y el mismo trabajo de observación hacia el otro y sus sentimientos, con empatía, sin juzgar ni rechazar.
3. Identificar necesidades
Enunciar con claridad y asertividad la meta u objetivo que se necesita cumplir, detallando qué rol cumplirá quien ayudará a lograrla y las exigencias que requiere el caso.
4. Solicitud de propuestas
Hacer o hacerse uno mismo, una petición orientada a conseguir la meta o el objetivo ¿Necesitas algo para hacer lo que te pido? Las propuestas servirán para enriquecer el proyecto.
Ejemplo de aplicación en la resolución de conflictos
“Cuando veo que no limpias tu dormitorio (observación), me molesto, porque te he enseñado a mantener el aseo (emoción). Es lindo ver ordenada la casa que compartimos (necesidad) Quiero que limpies el dormitorio por favor, si necesitas algo, me lo dices (solicitud).”
Mientras más se practique, más asimilada se tendrá esta herramienta comunicacional.
Comunicarse asertivamente usando este modelo permite expresarse y aprender a escuchar, considerando el lenguaje verbal, para verbal y corporal, recordando que las 4 etapas son flexibles y que pueden variar su ubicación, adaptándose a diferentes situaciones y estilos comunicativos.