Extracto del libro “Bach por Bach”, obras completas, Escritos florales.
Bach fue un hombre de dos épocas. Nació hacia fines del siglo pasado y se formó a principios del presente, cuando aún eran muy fuertes las influencias de un pensamiento dominado por el positivismo
naturalista.
Sin embargo, el concepto de energía que merced a la termodinámica se había difundido, la idea de proceso y evolución que comenzaba a ser aceptada gracias a la obra darwiniana, y la idea de totalidad fueron vectores de pensamiento que generaron el nacimiento de un movimiento que introdujo en la reflexión científica una nueva manera de posicionar al hombre y a la sociedad frente a la realidad del mundo y del universo.
El mundo ya no era visto como algo estático e inmóvil, sino como un sistema en transformación, espacio que daba lugar a la relatividad, a lo inconsciente, a la polaridad dinámica, al infinito y a la incertidumbre.
Sin embargo, hombres como Bach se encontraron aprisionados entre las viejas concepciones aún perdurables y las nuevas en gestación. Y fueron hijos y padres atípicos. Debieron romper con moldes que condicionaban tanto desde dentro de su espíritu, como desde las determinaciones culturales.
Y esta prisión la convirtieron en punto de apoyo para efectuar una ruptura interior en sus pensamientos, que luego plasmaron en sus escritos. Así abrieron nuevos continentes a la reflexión, y nuevas posibilidades a la comprensión.
En el caso particular de Bach, sus operaciones de transformación ocurrieron especialmente en el campo de la salud, del dolor del hombre y de la enfermedad. Ese terreno que solemos denominar clínica y terapéutica.
Pero sus postulaciones extienden su efecto mucho más allá de las coordenadas para las cuales fueron pensadas originalmente.